Tres mundiales en una redacción, Uruguay se saca la maldición del primer partido

La tercera es la vencida. Tercera vez que me siento en una redacción a ver un mundial. Tercera vez con Uruguay como participante, tercera vez con la selección como protagonista. Sin embargo, este Mundial es peculiar.

Por primera vez veo a Uruguay clasificar sin ir a repechaje y por primera vez, desde que soy periodista, mi trabajo no tiene nada que ver con el Mundial. Pero como en mi interior siempre vivirá una periodista deportiva de vocación si no tengo un espacio donde ejercerlo me lo invento y vuelvo a escribir de fútbol con mi estilo personal, en mi blog personal.

Hoy empecé viendo el partido en el bus. Sí, enchufada al celular, con mariposas en la panza canté el himno y miré los primeros 15. Estaba nerviosa, como ellos en la cancha porque fue un partido trancado y con pocos espacios. Donde las cosas no salieron con claridad y hubo muchas frustraciones.

Llegué al diario, me puse mi viejita camiseta de Uruguay, esa que me regaló mi abuelo cuando tenía 12 y habíamos clasificado al mundial del 2002. La de los cordones con el número de Recoba. Me senté a sufrir un poco mal, a decir rubia es, a reírme nerviosa. Juro que vi la pelota de Suárez entrar cuando pegó afuera de la red.

Me gusta la celeste de celeste, pero desde Sudáfrica qué amor le tengo a esa camiseta blanca. No sé, pero en mi mente es una señal del Uruguay de los buenos tiempos. El uruguay de mi infancia jugaba de rojo y no entraba en los mundiales.

Fue un partido trancado, a lo Uruguay, complicado, si me aprietan a lo Danubio (siempre digo que los hinchas de cuadro grande sólo pueden experimentar algo similar a ser de Danubio con Uruguay). Y ahí conversaba nerviosa, revisé alguna red social y me tomé algo de tiempo para reírme de mi misma. Me reía de mi misma y de mis propias frases «mi pollito danubiano» es una muy recordada referida a Cavani. Cuando otro de mis «pollitos danubianos» me corto la ansiedad y el sufrimiento.

¡¡¡Josemaaaaa, de Danubio al mundo!!!

Minuto 89 y zas! Gol. Cinco de descuento. Pitazo final. 48 años después la selección rompió la maldición del primer partido.

Hoy me quede en el diario más de la cuenta, me costó concentrarme. Hoy estuve contenta.

Es un mundial diferente. En muchos sentidos y, a veces, lo diferente es bueno.

PD: Mi idea inicial era hacer video columnas pero no estoy teniendo tiempo así que… seguiré escribiendo, mientras tanto pueden seguir mis Stories en mi insta @marianitamalek

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